lunes, 3 de octubre de 2016

Valverdin-Pedrosa

Fin de semana espectacular. Hace alrededor de una semana estábamos divagando mi gran amigo Dani y yo en salir todo el fin de semana a escalar fuera, pasar el fin de semana alejados de Zamora, y de cualquier ciudad. Tras mucho buscar, y pedir recomendaciones nos decidimos ir a Valverdín, un pequeño pueblecito, alejado de todo, pasando las hoces de Vegacervera, en la nacional LE-315, a unos 10 minutos de Vegacervera. tras pasarnos el desvío, conseguimos llegar al pueblo, muy acogedor, con apenas 20 casas, y vigilado por un gran paredón de roca caliza. Nada más llegar ni nos lo planteamos, nos fuimos directos a escalar, a pesar de la escasa luz, ya que eran las 7:30 de la tarde, y nos dio el tiempo justito para hacer 4 vías, una de ellas me toco acabarla con el frontal, porque era completamente de noche. tras bajar al coche, y con unas ganas horrorosas de incarle el diente a una empanada que finalmente se quedó en Zamora, como no, algo se tenía que olvidar, junto a el agua.
Esa misma noche se puso a llover alrededor de las 11, nosotros ya dentro de la tienda de campaña, puesta un poco extranjis tapada por mi coche, justo en la puerta del cementerio (con un poco de mal rollo por los difuntos). Alrededor de las 3 de la mañana estaba jarreando agua por todos los lados, como si no hubiera mañana. la cantidad de agua que caía unida a que el colchón hinchable que llevábamos no era hinchable ya que perdía aire por todos los lados y tenía un huevo que no te permitía dormir, nos hacía retorcernos pensando en que si seguía así no escalábamos más, y eso acojonaba.
Al día siguiente amaneció despejado, había algunas nubes, que rápidamente se convirtieron en niebla, y de un momento a otro desaparecieron. tras el desayuno nos dispusimos a ir a conocer el pueblo, haciendo algo de tiempo hasta que llegaran nuestros camaradas zamoranos que venían a cuidarnos y escalar con nosotros. Mientras conocíamos el pueblo, nos encontramos a una mujerica de unos 70 años con la que estuvimos hablamos cerca de media hora, conociendo un poco más de la zona, y dándonos su pronóstico sobre si iba a llover nos o no, la gente de los pueblos, que sabiduría y hospitalidad rebosan.
Sobre las 10, tras ver que no llegaban los zamoranos, nos fuimos a escalar, debido a el fanatismo que nos estaba entrando por el cuerpo. comenzamos por unas vías de placa sencillas, de 5+ y 6a, para proseguir a un 6b de placa con un pasito inicial un poco cabrón, pocos pies de salida, y el mejor que tenía estaba muy tocado y resbalaba, el resto de la vía se dejaba escalar, con pasitos de equilibrio pero sencillos. Tras las placas, fuimos a hacer alguna vía de techo, sin buenos resultados para mí, vía de 6b+ con un desplome final, al que llegaba sin fuerza, y me caía todo el rato, la di por imposible. Mi amigo Dani la encadeno al segundo pegue, pena que no fuera a vista por una mala colocación.
El resto del día fue fluyendo entre 5 y mucho descanso ya que teníamos que reservar para el domingo. 
Tras terminar de escalar, Ramos, Dani, Paco, Rubén y David se fueron para Zamora, quedándonos Fernando Casquero, Cristina, Fernando, Dani, y yo a dormir.  Decidimos acercarnos a Vegacervera a cenar, lo cual se nos fue un poco de las manos, debido a las historias del papá Fernando, que no son pocas las aventurillas que ha vivido. Tras acabar con las cervezas, nos fuimos a dormir a Valverdin, que al día siguiente volvíamos a tener una actividad intensa de escalada.

Tras levantarnos y desayunar con ganas, volvimos a escalar, comenzamos haciendo un par de vías de escalada clásica con dos largos. Hicimos cordada Dani y yo, haciendo Dani el primer largo de V  muy sencillo pero con unos pasitos finos para ser un V, después me dispuse yo a hacer el segundo y último largo de esa vía, un 6b de placa, el comienzo muy sencillo, hasta que llegamos al meollo de la situación, llegaba el paso de 6b, de placa, mi último seguro era una chapa oxidada, del año de Matusalen que se movía con un simple roce, me acojoné, pille una escapada peligrosa, yéndome hacia la izquierda, a 5 metros de mi último seguro roñoso, pero al menos me notaba más seguro, la lié un poco, pero conseguí salir de ahí vivo. El resto del largo ya era sencillo de V hasta llegar a una fisurita pequeña, en la que había buenos agarres y un bloque de unos 100kg que se movía y tenías que esquivarlo. tras llegar a la reunión y subir a Dani, nos dispusimos a hacer el rápel y probar otra vía de dos largos, mucho más sencilla, pero con un paso de 6a que se las traía que esta vez le toco dar a Dani. Después de acabar, fuimos a comer y hacer un poco de deportiva, llevándome un 6b al segundo pegue. no volví a escalar más. Mis pies estaban hinchados y doloridos de llevar tres días con los pies de gato puesto. tras asegurar a Fernando en un par de vías, y con el cansancio que teníamos, decidimos a eso de las 7 de retirarnos a cenar-merendar e irnos para Zamora, pero no antes sin arar a tomar la cerveza de clausura de un fin de semana especial, comentando las jugadas, y siguiendo con las anécdotas de papá Fernando.










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